A Shakespeare no le gustan los perros

Perros en el teatro de Shakespeare

Son muchos los perros que aparecen citados en las obras de William Shakespeare. Clive Wynne ha registrado la palabra “perro” en la producción del dramaturgo inglés casi 200 veces, a las que hay que sumar otras 27 en las que aparece “perro mestizo”, 53, “sabueso”; 5, “braco”… Wynne ilustra su afirmación diciendo que la palabra “Inglaterra” aparece en  Shakespeare tan sólo 271 veces, lo que evidencia, que no se trata de un animal poco representado en su teatro. Por otro lado, de perros hablan reyes y plebeyos, hombres y mujeres, niños y adultos, ingleses, escoceses, italianos, romanos… además de seres fantásticos como hadas y demás.

Sin embargo, la gran mayoría de las alusiones caninas del genio inglés fueron insultos: «Perro bastardo», «Esclavo, villano sin alma, perro» «¡perro atroz! ¡Oh víbora vil!», «perro degollador», eso cuando no forman parte de comparaciones odiosas como: “el perro sangriento está muerto», «Me adulaban como a un perro.» Por lo demás, a los perros en Shakespeare se les pega, son cobardes, ladran, aúllan, pelean, roban…, quizás porque sólo los ve como sucios, peligrosos y molestos.

Salvo la excepción de los perros de caza, da la sensación de que, para el dramaturgo inglés, estos animales no serían otra cosa que un elemento sumamente negativo, por el que profesa un desprecio bastante considerable. Una lástima.