El gran libro de los perros escrito a cuatro manos y cuatro patas

Portada del libro El gran libro de los perros de Karin du Croo y Miguel Gallardo, con ilustraciones coloridas de diferentes perros antropomorfizados en distintas situaciones.

¡Ojo espóiler! Va de salvar vidas

Fotografía de Karin du Croo y Miguel Gallardo sentados en un banco de parque con dos perros, ambos sonrientes y vestidos de manera informal con gorros negros.

¡Ojo espóiler! Aunque hay cientos de razones por las que adoptar a otro ser, todas pueden reducirse a un mantra común: la adopción salva vidas. De esto era consciente la artista conceptual Karin Du Croo (1972) pero no su pareja, el ilustrador Miguel Gallardo (1955) reacio durante muchos años a compartir su vida con un perro.

¡Ojo espóiler! Cuando la madre del viñetista le confió el cuidado de su perra ante un inminente viaje que quería realizar, todo cambiaría. La pareja se decidió a adoptar.

El gran libro de los perros es un amplio resumen ilustrado del proceso de selección, adopción, adaptación y primeros años de convivencia con Cala, una mestiza abandonada y rescatada en la Sierra del Segura, y de todo el mundo perruno que, de repente, entró en la vida de estos humanos. Juegos y juguetes, correas, arneses y paseos, conversaciones en el parque con los otros “especialistas” que llevan a sus perros y un sin fin de hilarantes y reflexivos retratos de escenas cotidianas, pueblan las páginas de esta obra. Y cómo no, Aria, Luna, Coco, Milo y el resto de “la patrulla canina” con la que Cala se relaciona cotidianamente. Porque, ¡ojo espóiler!, Cala, con su salero andaluz, también nos cuenta su día a día, sus necesidades, vicios, impresiones sobre el mundo que le rodea y su relación con Karin, Miguel… y María.

María, hija del dibujante y protagonista de su obra “María y yo” en la que habla sobre la vida de una persona diagnosticada de Trastorno del Espectro Autista, es otra de las razones por la que Cala –entrenada como perra de asistencia– fue seleccionada para entrar en sus vidas. Sin embargo, finalmente –y ¡ojo!, este es el verdadero espóiler de esta y otras historias de adopción, porque todas pueden reducirse al mismo mantra–  finalmente Cala también salva la vida de esta pareja. Porque esto es lo que hacen los animales cuando nos adoptan: darnos otra perspectiva del mundo, acompañarnos cuando estamos enfermos, cuidarnos cuando nuestro estado anímico no es el mejor, y ofrecernos la posibilidad de sonreír al menos una vez al día. Y ya sabemos que reir, siempre salva vidas.

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