La compasión no tiene límites. Debemos aprender a extenderla no solo a nuestros semejantes, sino también a todas las criaturas vivientes
-¡Fígaro, Fígaro, Fí-ga-ro!
-¿Qué pasa Rusty?
-Acabo de hacer un descubrimiento fascinante.
-Por algo Jane dice de ti que eres “el perro más inteligente del mundo”. ¿De qué se trata?
-¿Tú sabías que los seres humanos tienen conciencia?
-¿Qué? ¿Como nosotros?
-Como lo oyes. Ya venía sospechando que Jane no era la única, pero acabo de ver a otros dos especímenes de su especie que, sin olerse, estaban presentándose y ladrándose sus cosas.
-Será maullándoselas… De todas maneras, ¿cómo sabes que son conscientes?
-Agárrate la cola que te vas a sorprender: ¡colaboraban para resolver un problema!
-¡Miau, es increíble! Eso me hace pensar que, entonces, también tendrán su propia gatonalidad.
-Será perronalidad; pero sí, sí la tienen.
-Pero, ¿tú estás seguro? Yo pensaba que solo los otros primates la tenían, pero creía que los humanos estaban en lo más bajo de la escala evolutiva.
-Calla, calla, agárrate la cola aún más fuerte. ¿Preparado?
-Rusty, me limo las uñas de los nervios.
-¡Que tienen sentimientos!
-¡Gata mía! Se me está haciendo una bola en el estómago y no es de pelos. Pero, ¿eres consciente de las consecuencias que puede tener esto? Si tienen conciencia, personalidad y emociones, entonces son seres sintientes.
-¡Claro! Y por ello debemos defender su bienestar como hacemos con los demás animales.
-Y denunciar el maltrato cuando los demás les hagan daño.
-Y tener paciencia con ellos, ser empáticos, compasivos, respetarlos y cuidarlos.
-Debemos ser holísticos, Rusty. Debemos ser activistas por el derecho de los animales humanos.
-¡Guau! Espera un momento. ¿Y cómo lo hacemos?
-Podemos darles ejemplo, reflejando nuestra alma.
-Lo veo difícil; tal vez no sean tan inteligentes como Jane.
-¿Y si, entonces, se lo comunicamos a ella? ¡Ella sí nos entiende!
-¡Fígaro, Fígaro, Fí-ga-ro! Eres el gato más inteligente que conozco.






