El alegato epistémico de Melanie Joy

Un perro en el plato

La Teoría matemática de la comunicación entiende que la “información” es una propiedad que posee un sistema físico. Así, según Claude E. Shannon, cualquier realidad susceptible de codificación que pueda ser transmitida por un emisor, mediante un canal, a un receptor que decodifica el mensaje, es información. En un sentido más restrictivo, entendemos por “información” un conjunto organizado de datos relevantes de los que uno o más individuos extraen un conocimiento. En ambos casos, subyace la importancia de un mensaje que, al difundirse, genera comunicación. Tomando los conceptos de Parménides, ya en el mito de la caverna señalaba Platón la importancia de saber diferenciar entre dos tipos de conocimientos. De un lado, está aquel basado en la verdad, la episteme; del otro, la doxa, el sustentado en la creencia u opinión. En la actualidad, vinculamos el primero con los estudios científicos, así como el objetivo que historiadores y periodistas deberían perseguir: la búsqueda de esa verdad. Todo el resto de información generada por el ser humano, desde la filosofía más elevada a los twits cotidianos, o las creencias personales, religiosas, morales e ideológicas, caerían del lado de la doxa: simple opinión. Discernir entre ambas, o como señala Rosa María Calaf, «ser críticos con la información, (es lo que) nos convierte en ciudadanos libres».

Este es el trasfondo del libro “Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas”, de Melanie Joy. En él, la psicóloga americana habla del “carnismo”: una ideología invisible pero arraigada a lo largo del planeta que justifica como normal, natural y necesario el consumo de carne animal para la supervivencia del ser humano. A través de sus páginas y apoyada en estudios científicos, Joy nos guía a través de la construcción de los mitos asociados al consumo de carne, mostrándonos el sistema de producción y maltrato que los sustenta.

Es el libro un alegato animalista, antiespecista y una llamada a la empatía y compasión hacia el resto del mundo animal. Pero sobre todo, es una obra cargada de episteme que nos ayudará en el proceso de ser críticos y, por ende, ciudadanos más libres.