«El gato que amaba los libros», de Sosuke Natsukawa

El tierno bisturí de un hikikomori[1]

En un tiempo en el que la cultura -como la comida, las relaciones interpersonales y hasta las emociones- se consume con la instantaneidad de la dictadura de un click; leer un libro se convierte en un acto de valiente rebeldía, cuando no en un anacronismo reservado a los llamados “ratones de biblioteca”. Junto a estas, las bibliotecas, están las librerías, como dos columnas que soportan el peso de un saber potencial encarnado en los libros -“extensiones de la imaginación y la memoria” según Borges- a la espera de actualizarse. Aquellos, los lectores, depositarios de la fantasía que convierte toda ficción en una aventura que vale la pena vivir de verdad, se dejan colonizar por historias, cuentos y ensayos en la soledad comunicativa que permite un buen libro.

Tal es el caso de Rintaro Natsuki, el protagonista de El gato que amaba los libros, un joven hikikomori que hereda la antigua librería de su abuelo con una sorpresa en su interior: un gato que habla. Tora, el gato parlante, conducirá a Rintaro por laberintos, edificios y puertas con el fin de salvar libros en manos de enigmáticos personajes. Manuscritos encerrados, recortados y creados para ser vendidos son las metáforas que abren las puertas a mundos fantásticos que, a su vez, reflejan la imagen del contexto literario actual. Un contexto en el que el autor, Sosuke Natsukawa (1978) cambia el fino bisturí con el que ejerce como doctor en Nagano (Japón) por una tierna pluma, para recordarnos el valor intrínseco de la literatura, la comunicatividad que hay tras la narrativa y la importancia de la reflexión que provoca un buen texto como motor de cambio personal.

Tora, El gato que amaba los libros, es algo más que el símbolo de sabiduría y suerte que le otorga la cultura japonesa a estos felinos. Es guía, esperanza y un igual con el que dialogar en la soledad de una buena lectura. Como el gato que mira pasar páginas a los “ratones de biblioteca” esperando cazar su atención apenas cierren el libro.


[1] Hikikomori es un término japonés usado para referirse a personas que han decidido apartarse de la vida social y vivir en condiciones de aislamiento. Nota de Marta Morros a la traducción española.

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