«¿Fue él?», de Stefan Zweig

Fotografía antigua en blanco y negro de una pareja posando en un sendero ajardinado mientras un perro pequeño corre frente a ellos; al fondo, una niña observa la escena.

Retrato de la animalidad humana

Portada de libro ¿Fue él? de Stefan Zweig con fondo negro y una franja roja superior; aparece media cara de un perro de mirada intensa en blanco y negro junto al título ‘¿Fue él?’ en letras blancas y rojas

«…se pasaba todo el día por ahí cazando como un perro normal, pletórico, persiguiendo gallinas, nadando en el agua, comiéndose ávido cuanto se le cruzaba en el camino y entregándose a su distracción favorita, que consistía en lanzarse con alevosía y con el ímpetu silbante de un petardo a una carrera veloz y silenciosa por la pradera hasta el canal para, con un malicioso y brutal golpe de cabeza, tirar al agua los cestos de la ropa… [Después] el redomado comediante deponía su traviesa actitud y adoptaba la de un inabordable sultán. […] Mimado y por ello descortés, con miles de trucos parecidos obligaba a su amo a adoptar ante él la actitud de un mendigo suplicante. En el fondo, habría que calificar de “perruna” la servil pasión de Limpley que el comportamiento del impertinente animal…».

stefan zweig posando junto a su perro

Este es el retrato que la narradora de este bucólico thriller psicológico nos ofrece de Ponto, un cachorro de bulldog que transformará la relación en el seno del matrimonio Limpley y la de este con sus vecinos. Diseccionadas magistralmente por el bisturí del austrohúngaro Stefan Zweig (1881-1942), las personalidades del can y su humano John se proyectan, entreveran y confunden sin solución de continuidad. El escritor, perteneciente al círculo cultural de Viena en el que también se encontraba Sigmund Freud (1856-1939), recoge las ideas del psicoanalista para ofrecer su propia versión “edípica” sobre cómo los celos, la obsesión y el malestar interno son elementos desequilibrantes que pueden conducirnos a la rabia y la violencia. Un Superyó severo que se autocastiga, la lucha contra la aceptación de la pérdida y el ensimismado sentimiento de orfandad son elementos que can y humano tienen en común, conduciéndoles a un final abrupto, esperado, pero abierto.

¿Fue él? es una incursión en la animalidad latente del ser humano y en la pérdida de control derivada del desamparo y el dolor que supone vernos sustituidos por un tercero que, de la noche a la mañana, ostenta el mismo lugar que antes ocupábamos en solitario. También supone una lección sobre la importancia de una educación estructurada -sea para humanos, sea para perros- para la consecución de un equilibrio individual. Y, en último término, este breve cuento es todo un pasatiempo psicológico que constata que, a veces, los canes y sus humanos se parecen. Tal vez demasiado.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.