El Enemigo aliado

En 2002, los Enemigos se separaban como cuatro amigos cuyo único problema era haber caído en un círculo creativo que no daba más de sí. Huérfano de banda, Josele Santiago, se auto impuso el ostracismo en la periferia de un pequeño pueblo de la costa mediterránea. Allí, junto a la montaña y acompañado de perros y gatos, se desintoxicó del mundo de la farándula y rehizo su vida de cero.
Es extraño imaginar a un rockero austero y parco en palabras estudiar y ejercer como auxiliar de veterinario, pero su amor por los animales -una constante desde su infancia- lo empujó hacia ese lugar. Paralelamente, Josele retomó su guitarra acústica y empezó a rasgar versos y escribir música… con sus animales.
Dicen que los perros se parecen a los humanos a quienes entregan su lealtad. Tal vez sea al revés o simplemente de otras maneras. El “loco encontrao” explora otras facetas de la relación entre animales de una manera cruda, irónica y profunda. En Mar de fondo, humano y perro viven sus experiencias desde una especularidad antitética: «Perro en la puerta de un bar, sin poder entrar, atao. Dueño a la barra pegao, sin poder salir, anclao». Esas realidades opuestas, sin embargo, tienen un punto de unión: la soledad. Una soledad que puede ser fruto de la inútil separación de ambos, pero también la visualización del abandono y aislamiento que tanto canes como personas vivimos en el mundo contemporáneo. Por eso, Josele se pregunta «¿quien ladra más?»; y un doloroso aullido cabalga a lomos de un solo de guitarra, como el estertor final de la «canción más triste».
La cara opuesta a Mar de fondo es Bernardo, una canción feliz donde los paralelismos entre humano y animal se entretejen hasta conformar una relación simbiótica. Cojo, desdentado y asustado, el bobo aprendiz de lobo se ha extraviado, quizá por idiota. Lo mismo que su compañero humano, dotado de las mismas características, que también “anda perdido” y que busca desconsolado a su amigo para reencontrar en él las caricias del cariño. Y también para parecer menos idiota.
Dicen que los perros se parecen a los humanos a quienes entregan su lealtad. Josele sabe que no hay perros idiotas, sino humanos que no entendiendo nada, nada saben explicar. Que la soledad compartida con perros y gatos, es una soledad elegida y llena de vidas paralelas que nutren las nuestras. Sea el auxiliar de veterinaria, el compositor rockero o el ser humano exiliado con sus peludos, Josele Santiago es, sin duda, el Enemigo aliado.
Bernardo
Tuve un perro idiota, como yo
No entiende ni jota, pues, ya somos dos
Par de patas rotas, una él, otra yo
Tuve un perro idiota y se me perdió
Se perdió y también me perdí yo
Tuve un perro bobo, desdentao
Aprendiz de lobo, de lobo asustao
Lámeme y te sobo, encantao
Tuve un perro bobo que ahora anda extraviao
Extraviao, como yo
Perro idiota, ah
Perro idiota, ah
Asustao, despistao
Es un perro idiota, casi como yo
Con cara de sota como yo
Si alguien lee esta nota, devuélvamelo
Perro idiota, ah
Perro idiota, ah
Asustao, despistao, como yo
Mar de fondo
Perro en la puerta de un bar,
sin poder entrar, atao.
Dueño a la barra pegao,
sin poder salir, anclao.
Ladra más, ladra más,
cantad.
Dueño en el fondo del mar,
perro ahogao y tirando más.
Perro, maldito collar,
dueño, bendito bar, cantad.
Ladra más, ladra más,
¿quien ladra más?
Cantad…
vuestra canción más triste.
Ladra más, ladra más,
¿quien ladra más?
Cantad…
vuestra canción más triste,
vuestra canción más triste,
vuestra canción más triste.
