Le chat – Baudelaire

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UN GATO EN EL TRONO DEL SIMBOLISMO FRANCÉS

Cuentan Alain Verjat y Luis Martínez de Merlo (Madrid, 1991) que Charles Baudelaire (1821- 1867), el gran poeta francés, estaba fascinado por los gatos. Según testimonios de la época, además de tener uno – que nunca llegó a hacer buenas migas con su musa Jeanne Duval – no podía ver un gato por la calle sin detenerse y contemplarlo en silencio. En su obra maestra “Las flores del mal”, le dedicará esta página inmortal en la que el gato es a la vez la amada sobre la que el poeta se proyecta y el propio amor, a la vez fiero y amable.

Le Chat

Viens, mon beau chat, sur mon coeur amoureux;
Retiens les griffes de ta patte,
Et laisse-moi plonger dans tes beaux yeux,
Mêlés de métal et agate.
Lorsque mes doigts caressent à loisir
Ta tête et ton dos élastique,
Et que ma main; enivre du plaisir
De palper ton corps électrique,
Je vois ma femme en esprit. Son regard,
Comme le tien, aimable bête
Profond et froid, coupe et fend comme un dard,
Et, des pieds jusques à la tête,
Un air subtil, un dangereux parfum
Nagent autour de son corps brun.
— Charles Baudelaire

El gato

Ven, mi hermoso gato, échate sobre mi corazón enamorado,
Retén las garras de tu pata
Y déjame hundirme en tus bellos ojos,
Mezclados de metal y de ágata.
Cuando mis dedos acarician a placer
Tu cabeza y tu espalda elástica,
Y mi mano se embriaga de gusto
De palpar tu cuerpo eléctrico,
Yo veo a mi dama en espíritu. Su mirada,
Como la tuya, amable fiera
Profunda y fría, corta y hiende como un dardo.
Y de los pies a la cabeza,
Un aire sutil, un peligroso perfume
Nadan en torno a su cuerpo bruno.
— Charles Baudelaire