Luz Gabaldón es una escritora nacida en Valencia, autora de obras como “Sobreviví a los 50” (2008), “Un sueño hecho realidad” (2015), “Compañera Cándida” (2017) o “Ausencia (2019) y de varias novelas por entregas. Su activismo y su férreo compromiso con los derechos de gatos y perros la convierte en una de las representantes más genuinas de la defensa de los animales en la literatura de nuestro país.
CAT&DOG TANK: ¿Qué son para ti los animales?
LUZ GABALDÓN: Los animales son para mí una de las partes esenciales de la vida. Ellos nos dan lecciones para conocernos, para desarrollarnos, para crecer. Son un referente único. Son almas puras, a las que parece sólo preocuparles el darte amor.
CAT&DOG TANK: ¿Desde cuándo te has sentido tan atraída por ellos? ¿Qué significan para ti, por ejemplo, los gatos?
LUZ GABALDÓN: Mi atracción por los animales viene, sin duda, desde la niñez. Mi familia vivía en un barrio céntrico de Valencia. Recuerdo cierta ocasión, siendo muy pequeña, en la que me cogí un tremendo berrinche porque una gata había abandonado a su gatito. No sabía que lo había hecho porque el pequeño estaba enfermo. Hice a mi madre bajar a la obra, donde se encontraba el gatito… pero, claro, el pobre no duró mucho. Quizá fuera en ese momento cuando supe que amaba a los gatos y que tenía que dedicarles mi atención y mis cuidados. En el fondo, considero que tengo un alma felina, necesito mis propios espacios para estar tranquila, para dejarme ser; de esos lugares, no me mueve nadie.
Desde esa época y en adelante, siempre tuve gatos… Es cierto que también tuve un periquito, que revoloteaba por todas partes y que, casi siempre, acababa en mi hombro. Me encantaba. Pero mi locura eran los gatos. Soñaba con tenerlos, hacía redacciones sobre gatos, a los Reyes Magos, les pedía gatos… Por la noche, cuando rezaba con mi abuela, le daba las gracias a Dios y mi abuela me decía pide salud y yo le pedía gatos… Desde el principio, lo mío no tenía enmienda.
Los perros también me han gustado siempre mucho. Recuerdo que a mi padre, no le gustaban. Sin embargo, en cierta ocasión, fuimos a comprar a una tienda en la que había una chica que había salvado a una perra de una acequia… con lo que entré a comprar un jersey y salí con una maravillosa perrita. Consideraba mi obligación moral el salvarla.
Cuanto más descubría cómo eran los animales, más sentía que había de rodearme de ellos.
CAT&DOG TANK: Tu página web tiene ya un apartado titulado “el alma de los 4 patas”. Ello es una muestra de lo que significan para ti. ¿Cuáles son tus búsquedas en ese apartado?
LUZ GABALDÓN: Desde el principio, tenía claro que los animales habían de ser una parte esencial de mi blog. En ese apartado, he tratado de centrarme en animales que han sido maltratados, en cómo sufren y cómo se quedan cuando tocan fondo, y en la maravilla de cómo vuelven a ser cuando se recuperan ayudados por la gente que los rescata. Me gustaría que el mismo fuera un grito que clamase bien fuerte que NO SE PUEDE MALTRATAR A LOS ANIMALES. Puedo entender que haya gente a la que no le gusten, pero esas personas tan sólo tienen que dejarles tranquilos, dejarles estar. Nada más.
CAT&DOG TANK: Por otro lado, estás muy vinculada a la protectora Modepran de Valencia. Háblame de ella, de su labor, de vuestros vínculos.
LUZ GABALDÓN: De partida, diré que yo entiendo la colaboración con las protectoras como una toma de partido entre el bien y el mal. Para mí, amar a los animales es postularse en favor del bien. Por ello, no me sorprende que incluso gente que no es muy amante de los animales colabore también con las protectoras, puesto que se trata de una forma de enfocar el bien.
Fue por eso que sobre todo antes de mi enfermedad, apoyé cuanto pude a Modepran. Lo cierto es que conocí a esta protectora un buen día en que abrí un periódico y vi en él un reportaje sobre sus actividades. Al leerlo, no me pude sustraer a la llamada que se hacía desde él, diciendo que estaban desbordados y que no podían acoger a más animales. Desde ese momento, comencé a colaborar con ellos en ferias, a las que llevaba mis libros con el fin de poder apoyarles económicamente. Poco a poco, Jesús, trabajador de Modepran, empezó a explicarme cada vez más cosas. Yo quería ver la protectora por dentro, ver todo lo que había. Así fue como mi amiga Macu, voluntaria, me la enseñó a fondo. Esa experiencia fue para mí durísima. Ver la mirada suplicante de aquellos perros y gatos me rompió el alma. En mí, hubo entonces algo que se rompió. Fue, en aquel momento, cuando decidí hacerme voluntaria y cuando, al mismo tiempo, me traje a casa a mi gato Shiva. Colaboré con Modepran hasta que me vino el problema de las fibromialgia. Pasé horas y horas de ferias al lado de Jesús y Lidia, que eran los encargados de ir a todas las ferias hiciera frío o calor. Por lo general, yo llevaba algún libro y donaba lo que recaudaba con su venta. Ahora sigo ayudándoles en lo que puedo… con las novelas, donando cosas… aunque ya no puedo estar tan cerca de ellos. Cada 5 de enero solíamos tener la feria de Navidad, pero hace ya tres años que no la hacemos… y extraño aquel momento en el que estaba rodeada de gente maravillosa que hace el bien.
Sobre la labor de Modepran sólo puedo decir que es impresionante. Más aún en un entorno en el que los políticos dan la espalda a los animales. De veras, me parece terrible que no se haga nada por protegerlos. ¡En una ciudad como Valencia! En realidad, todo lo que se consigue es gracias a las donaciones y la ayuda de la gente, que a menudo es increíble. En cierta ocasión, se inundó la protectora y el movimiento para salvar a los animales fue impresionante. Pero los políticos no lo valoran… ni siquiera son capaces de ceder terrenos para hacer más y mejores instalaciones. Y lo cierto es que las casas de acogida son enormes las valoro muchísimo, lo mismo que los voluntarios, sacando adelante camadas y camadas de perros y gatos…
Por mi parte, ahora estoy ayudando a los gatos callejeros del barrio de Patraix de Valencia, con la Colonia Felina Patraix. De cada libro que vendo le entrego mi parte a Eva que es la chica que lleva la Asociación. Impresionante su trabajo como el de todas las asociaciones felinas que tratan de ayudar a los gatos callejeros.
CAT&DOG TANK: Tu novela emblemática sobre gatos es “Un sueño hecho realidad”. ¿Cómo surge esa idea? ¿Cómo aparecen gatos y perros en el resto de tus libros?
LUZ GABALDÓN: “Un sueño hecho realidad” nació en el momento en el que tuve que dormir a mi gata Dana, que tanto me había apoyado en un momento clave de mi vida. Cuando murió, sentí tanto dolor que estuve 9 o 10 meses sin poder tocar siquiera a un gato. Para que te hagas una idea, es mucho lo que quería a mi abuela y lo que la lloré, pero creo que no tuve a su muerte un sentimiento tan atroz como el que sentí por Dana. Aquella experiencia me sorprendió a mí misma. Decidí, por ello, hacerle un homenaje, a través de una historia contra el maltrato y el abandono. Quería que el homenaje se extendiera también a todos los que habían partido. Al mismo tiempo, quería que quienes leyeran el libro vieran el daño que se les hace a los gatos sacándolos de su hábitat. Uní, por tanto, esos dos hilos y pensé que de ahí podría salir un buen libro, sobre todo para los jóvenes. Estoy convencida de la urgencia de que hemos de educar a los niños y adolescentes en el amor a los animales. De hecho, el libro nació con la intención de poder tener un papel en las aulas. A la Consellería, le pareció interesante pero finalmente al no tener una editorial no se pudo llevar a cabo. A mí no me cabe ninguna duda de que en la escuela también hay que educar en la sensibilidad hacia los animales. Seguramente esa sea la primera piedra para la erradicación de la violencia. Luego es importante también enseñar a la sociedad cosas como que los gatos callejeros no saben protegerse y hay que aprender a respetarlos. En definitiva se trata de Respeto.
La verdad es que estoy contenta porque el libro ha funcionado muy bien con las protectoras.
Por lo demás, la muerte de Dana a los 11 años, me llevó a una suerte de esclarecimiento, que respondía a la pregunta “¿Por qué viven tan poco los animales?” Los animales viven tan poco porque hay otros animales que nos necesitan. Ellos tienen que seguir salvando a esos otros animales. Ahí tiene su lugar y su sentido mi idea de Bastet, diosa del amor, la armonía y la protección, encarnada en cada gato. Lourdes Alarcón, mi coach y amiga, que trabaja en medicina holística, me dice: “Los gatos son grandes maestros que vienen a ayudarnos en la vida. Ellos nos buscan, para salvarnos.” Eso es para mí una verdad esencial.
Me pasó con Shiva. Cuando lo vi en su jaula, pregunté: “¿Podemos sacarlo?” Shiva salió como loco y se acomodó en mis hombros. “¡Te ha elegido!” – me dijo Analia. Al marcharme, el pobre sacaba las patas por los barrotes… Eso me dejo fatal… Así que no pude evitar volver a por él.
Los animales nos salvan. Alonso, el perro de mis padres, por ejemplo, ha sido decisivo en mi recuperación. Ha sido él quien me ha sacado a pasear; pacientemente, regalándome siempre su compañía. Su mirada, su sonrisa, su forma de tirar de mí, todo eso fue lo que me hizo recuperarme.
CAT&DOG TANK: En “Un sueño hecho realidad”, dices que los animales transmiten. ¿En qué consiste todo eso que nos transmiten?
LUZ GABALDÓN: Si eres capaz de percibir la mirada de un animal, te das cuenta de que te llega al alma. Cuando Dana me miraba, era tanto el amor que me transmitía, que ni siquiera me sentía capaz de responderle. Y eso que era gata-gata… Una gata muuuuy particular… Pero siempre me mostraba su amor.
O, por ejemplo, cuando paseo por el cauce del Turia con Alonso, éste me transmite la felicidad con su sola sonrisa. Su mirada está cargada de significados. Lo importante es ser lo bastante receptivos como para percibirlos y luego tratar de transmitirles a ellos lo mismo día tras día, cuando están enfermos o nos necesitan. Un problema clave es que la gente ve a los animales, pero no los mira a los ojos. Mucha gente vive en su mundo y no es capaz de ver lo mucho que nos transmiten: su apoyo, su fuerza, su empatía, su calor…
En mi caso, siempre que he estado mal, siempre que me he sentido destrozada, siempre que he llorado, ellos han estado ahí para apoyarme. En realidad, creo que fue a partir de Dana, cuando entendí todo lo que sienten los animales.
Otro problema frecuente es que, a menudo, sólo miramos a nuestros propios animales, a los que conviven con nosotros, y desdeñamos por completo al resto.
CAT&DOG TANK: En ti, se da una asociación entre gatos y familia. ¿No te parece que aún no está demasiado explorada esa relación gato o perro y familia humana?
LUZ GABALDÓN: Hace tiempo, no me gustaban las redes sociales. Pero fueron muchos los que me dijeron que podían ser un medio aprovechable como escritora y por eso las uso. Pues bien, en ellas he descubierto que llego más al público cuando hablo de mi relación con mi perro o gato, que cuanto hablo de mis novelas. Ha llegado un punto en el que a la gente le interesa más el desmayo de mi perro por la calle que otras cosas. Lo mismo que la gente habla de sus hijas o hijos, yo hablo de mis animales. En mi caso, todas las experiencias que he tenido con ellos son decisivas para mí y, desde luego, quiero que la gente les sienta como a mi familia. Por otro lado, la familia animalista va creciendo y tenemos que hablar de nuestras familias para que crezca aún más. Mi gato o mi perro no viven conmigo… ¡soy yo quien vive con ellos! Yo no les ayudo… ¡son ellos quienes, casi siempre, me ayudan a mí! A menudo, ocurre que cuando estoy muy mal con mi enfermedad mi gato se pone también fatal y me ayuda a sacar lo que tengo dentro.
CAT&DOG TANK: La lengua nos traiciona: “humanizar” a los animales parece ser hacerlos mejores, mientras que “animalizar” a las personas parece ser hacerlas (mucho) peores. ¿Hasta qué punto esto es una perversión?
LUZ GABALDÓN: Es justo al revés. Comparar a los animales con los humanos es degradarlos. El burro, por ejemplo, es maravilloso ¿cómo compararlo? Y, sin embargo, lo utilizamos como insulto. Tenemos un lenguaje asumido de las generaciones pasadas y lo decisivo es ir cambiándolo.
CAT&DOG TANK: Pero ¿es posible hacer literatura de gatos y perros sin “humanizarlos”?
LUZ GABALDÓN: En mis novelas, siempre hay un gato que muestra sentimientos y emociones que las personas no saben expresar. Él es siempre el que marca la escena. Por ejemplo, en “Ausencia”, sus movimientos, hechos o miradas representan la idea de apoyo emocional. En las otras novelas, salvo en “Un sueño”, cuando aparecen los gatos también es con ese fin. Creo que los lectores han aprendido a apreciar que el gato siempre aparece en el momento idóneo.
CAT&DOG TANK: ¿Qué representa el ángel gatuno que aparece en “Un sueño”? ¿Tienen los gatos un ángel?
LUZ GABALDÓN: Por supuesto. Los gatos ven nuestra energía. El alma gatuna los hace así de especiales. Bastet les crea su alma y nos transmite desde su alma a nuestra alma.
CAT&DOG TANK: Siguiendo con la trama de tu novela, ¿por qué es tan dura la vida de un gato fuera del entorno de la casa? ¿Qué podríamos hacer para mejorarla?
LUZ GABALDÓN: No sé cómo podríamos sacar a los gatos de la calle… Más bien, por el contrario, habríamos de adaptar la ciudad a los gatos; abrir espacios gatunos… Por ejemplo, en infraestructuras que ya no tenga uso, donde la gente pueda verlos y disfrutarlos. Los gatos pueden ser ariscos, pero tienen derecho a tener un lugar, que estuviera cuidado y mantenido. En Valencia, hay cafés de gatos… Tenemos el jardín botánico con sus gatos. El problema es que serían las autoridades las que tendrían que implicarse en estas cosas y si no tienen voluntad es difícil que salga nada. En nuestro chalet alimentamos a muchos gatos; ellos son felices y ésa es su vida, libres. Sin embargo, en las ciudades habría que poner el foco en ayudarlos como corresponde. Pero vuelve a recaer nuevamente todo ese peso en las alimentadoras de colonias, que son muy importantes con su labor.
CAT&DOG TANK: ¿Por qué seguimos haciendo sufrir tanto a los animales… incluso a aquellos que, como los gatos y los perros, llevan con nosotros desde el principio de los tiempos?
LUZ GABALDÓN: Porque somos la peor raza que hay en este planeta. Este virus, por ejemplo, está siendo un gran bofetón de realidad. El virus nos ha dejado claro que somos de lo peor. Lo primero que hicieron algunos al salir de sus casas tras el confinamiento fue torturar a gatos. Salir y matar el doble. Esa ha de ser nuestra lucha. Para oponernos a eso, hemos de dar un paso al frente aquellos que queremos que vivan en paz.
CAT&DOG TANK: ¿Qué papel tiene la literatura y los literatos y literatas (y, por ende, los artistas) en esa lucha por los derechos de los animales?
LUZ GABALDÓN: Como escritora, me siento responsable de enseñar a la gente el valor que tienen. En nuestros trabajos, hemos de mostrar a todos y a todas lo que son los animales, cuánto nos ayudan… cuánto ayudan a los enfermos, por ejemplo. Por eso, no puedo entender que no les dejen entrar en las residencias ni en los hospitales. Lo peor es la separación. Ese tipo de cuestiones han de ser mostradas por el arte ya que tenemos esa posibilidad escrita, pintada, ahí está el gran Paco Catalán, al que admiro profundamente, mostrándonos lo peor del ser humano. Y de veras, creo que cada día un poco más se van haciendo cosas.
CAT&DOG TANK: ¿Cómo sería nuestra vida sin nuestros peludos?
LUZ GABALDÓN: Sería horrible tener que aguantar al ser humano sin los animales. No soy capaz de imaginar una sociedad ni una vida así.
CAT&DOG TANK: ¿Algún mensaje para los lectores de CAT & DOG TANK…?
LUZ GABALDÓN: Que nos impliquemos con los animales de la manera en que cada cual podamos. Desde un retuit hasta lo que se quiera. Es importante poder transmitir las cosas, hacer que las personas se impliquen. A los animales, cada día hemos de tratar de hacerles la vida mejor: dejar la caza, la tauromaquia, el tiro y arrastre… y toda diversión humana a costa del sufrimiento animal. Ojalá mis ojos vean algún día que hemos sido capaces de devolverles su vida y su libertad.
Si que le apasionan los animales desde de pequeña, soy su tia y siempre ha sentido por ellos un gran amor.