Gatos y perros en un poema de Ángel González

El perro del día y el gato de la noche

En su poema “El día se ha ido”, perteneciente a su obra “Prosemas o menos” (Hiperión, 1985), Ángel González (1925-2008) muestra, una vez más, su tono íntimo y reflexivo, mientras explora el paso del tiempo, de un modo siempre sencillo y cercano, a la vez que extraordinariamente dinámico y profundo. Aquí, el día es un perro cuyo movimiento y cuyos ladridos inundan todo de luz y espantan al gato sigiloso y quedo de la noche, que le regala a ella su movimiento suave y su silencio. La delicia del paralelismo hace de esta pieza una verdadera obra maestra de las posibilidades expresivas de la poesía.

EL DÍA SE HA IDO

Ahora andará por otras tierras,

llevando lejos luces y esperanzas,

aventando bandadas de pájaros remotos,

y rumores, y voces, y campanas,

ruidoso perro que menea la cola

y ladra ante las puertas entornadas.

(Entretanto, la noche, como un gato

sigiloso, entró por la ventana,

vio unos restos de luz pálida y fría, y

se bebió la última taza).

Sí;

      definitivamente el día se ha ido.

Mucho no se llevó (no trajo nada);

sólo un poco de tiempo entre los dientes,

un menguado rebaño de luces fatigadas.

Tampoco lo lloréis.  Puntual e inquieto,

sin duda alguna, volverá mañana.

Ahuyentará a ese gato negro.

Ladrará hasta sacarme de la cama.

Pero no será igual. Será otro día.

Será otro perro de la misma raza.