Presencia canina en el arte y la mitología céltica
Los perros ocupan un lugar destacado en la mitología y en el arte celta, simbolizando lealtad, inteligencia, habilidad en la caza y protección. En sus narrativas, además, los perros son frecuentemente representados como compañeros y guardianes.
El héroe Cú Chulainn, por ejemplo, cuyo nombre significa «Sabueso de Culainn», tuvo una conexión especial con los perros desde su juventud. Su propio nombre lo adoptó después de matar a un perro lobo perteneciente a Culann, el herrero, y ofrecerse a protegerlo en su lugar. Fionn MacCumhail, líder de los guerreros Fianna, será otro de los personajes importantes vinculado con los perros; especialmente con sus dos sabuesos, Bran y Sceolan, considerados parientes suyos, que lo acompañaron en batallas y cacerías.
Por lo general, los símbolos célticos relacionados con los perros, presentes desde el siglo V a.C., reflejan diversas dimensiones simbólicas. Representan la conexión entre humanos y animales, siendo protectores y guardianes de caminos en este y en el otro mundo. Ellos simbolizan aspectos femeninos como la fertilidad y la curación, y aspectos masculinos, como la caza y la muerte. En el arte celta, se asocian también con dioses de manantiales curativos, y se les rendía culto a través de ofrendas votivas.
Especial relevancia tendrán en el «Libro de Kells», famoso manuscrito ilustrado del siglo VIII, en el que los perros se representan en el abigarrado estilo característico de la era post-romana en Gran Bretaña e Irlanda. El diseño de los perros en este manuscrito incorpora también el nudo celta, simbolizando el ciclo eterno de la vida y repitiendo con frecuencia estructuras que abundan en el número tres.