El Ernst Barlach de los gatos

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Los gatos que lleva dentro

La escultura para Andrea Guido (Lecce, 1980) fue un juego desde su infancia. Cuentan que con 15 años se dedicaba a realizar pequeñas tallas de madera, en las que habitaba ya el espíritu del escultor que habría de ser. Pronto, la madera dejaría paso a la piedra de Lecce y, con ella, empezarían a salir al exterior todos los gatos que el escultor llevaba dentro: gatos refinados, aristocráticos, elegantes… gatos zalameros, interrogantes… gatos sobreesdrújulos. Algunos son bellas formas compactas, mientras otros parecen estirar la piedra transfigurándola en un elemento plástico. Todos ellos traspasados por el imperativo de la suavidad y por la ensoñación de la curva; todos, como hermosísimos juegos de luz, que invitan al espectador a reaccionar con una caricia.

Y, por fin, el ademán, el gesto esencial robado al instante, plasmado inequívocamente en el rostro felino, a modo de irónica fantasía, que – en el deleite formal – recuerda las líneas más genuinas del arte de Ernst Barlach.

Ernst Barlach